El castaño es un símbolo cultural e identitario del inconsciente colectivo de la población rural del norte peninsular. Este fenómeno no es casual, sino que está motivado por el papel fundamental de este árbol en el agrosistema rural tradicional, como productor de:

• Frutos de fácil conservación y elevadas cualidades organolépticas, nutritivas y energéticas
• Madera de alta durabilidad y resistencia, de excelente calidad para el uso en la construcción de muebles y elementos constructivos y estructurales de las viviendas.

En la actualidad el castaño se convirtió en la frondosa caducifolia de Galicia que mayor potencialidad tiene para generar desarrollo rural, gracias a su doble producción: madera y frutos, y la posibilidad de complementar estas producciones con el silvopastoralismo, producción de frutos del bosque, setas, etc.

El mantenimiento, conservación y restauración de los sotos, así como el fomento de su implantación genera rentas a corto, medio y largo plazo, fomenta la creación de empleo, potencia los recursos ambientales y paisajísticos de la sociedad en su conjunto, así como los valores tradicionales asociados a los mismos.

Las poblaciones de castaño del país, Castanea sativa, existentes en el suroeste europeo comenzaron a presentar ataques importantes de la conocida popularmente como “tinta del castaño” a mediados del S. XIX. Esta es una enfermedad criptogámica, producida por un hongo que ataca las raíces de la planta.

El área de mayor incidencia de esta enfermedad en la comunidad gallega abarca las zonas litorales de las provincias de A Coruña, Pontevedra y en menor medida Lugo, en terrenos con una altitud inferior a los 600 m.

En las primeras décadas del siglo XX, en la búsqueda de una solución ante unas poblaciones de castaño diezmadas a causa de la tinta, se optó inicialmente por la introducción de semillas de especies de Castaño japonés y chino, Castanea crenata y Castanea mollissima, resistentes al hongo. Esta práctica fue descartada debido a la mala adaptación de los castaños asiáticos a las sequías estivales y a la baja compatibilidad a la injerta con las variedades de castaño cultivar.

Allá por los años 30 del siglo pasado comenzaron los primeros estudios sobre la obtención del Castaño híbrido, Castanea x coudercii, híbrido artificial obtenido del cruce mediante polinizaciones controladas del castaño del país, Castanea sativa, muy sensible al hongo Phytophtora cinamomi, causante de la enfermedad de la tinta, y castaños japoneses y chinos, resistentes a la misma.

Los primeros programas de obtención de híbridos de castaño fueron realizados por Pedro Urquijo Landaluce en el año 1938, y posteriormente se desarrollaron diversos programas de selección de clones resistentes a la tinta para la producción de madera.

Actualmente, en la comunidad Gallega, están aprobados mo materiales de base un total de 32 clones híbridos de las categorías controlados o cualificados (de acuerdo con el R.D. 289/2003, que regula la comercialización de materiales forestales de reproducción) que fueron seleccionados por el CINAM-LOURIZÁN.

El uso del castaño híbrido hace posible la reintroducción del castaño en las zonas de clima de influencia atlántico y cantábrico, donde el castaño cultivar (Castanea sativa) no es viable porque el ataque fúngico en las variedades tradicionales es muy probable debido al clima. Además, mediante la selección de clones con buenas aptitudes para la ingerta podemos utilizar los híbridos como patrones y variedades tradicionales productoras de castaña injertadas.